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En el marco del Seminario “Abuso sexual en contextos eclesiásticos: alcances e implicancias en la construcción de nuestra sociedad”, organizado por la carrera de Trabajo Social de la Escuela de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Viña del Mar, el médico Jaime Concha fue el testimonio central de la actividad que convocó a un centenar de estudiantes.
Concha, quien es denunciante en el caso de agresiones sexuales cometidas por miembros de la Congregación Maristas, expuso su experiencia sin tapujos refiriéndose a ello como una “vida crucificada”, cuya marca queda como un “tatuaje en el alma”. Respecto a la denuncia y motivaciones para hacer público su caso, luego de silenciar por 45 años, el profesional de salud señaló que “me di cuenta que si me seguía callando me estaba convirtiendo en cómplice de esta injusticia, hay muchas personas que están sufriendo en silencio, esto no es un problema solamente de la iglesia, es un problema de la sociedad, de la cultura patriarcal machista. Yo no voy a parar y solo no lo puedo hacer, entonces mi misión es convocarlos a todos y no solo indignarlos, conmocionarlos, sino que movilizarlos. Tiene sentido todo lo que hemos dicho, porque lo que está sucediendo ahora no es más que reconocer que lo que hemos dicho por tantos años es verdad y estamos donde deberíamos haber estado siempre. Esto que es que le hubieran creído desde un comienzo a las víctimas”.
El doctor es además miembro de la Comisión de Infancia del Colegio Médico, CoFundador de ECA (Ending Clergy Abuse) Global Justice Projet y participante activo de la Agrupación Iglesia contra el Abuso. En ese sentido, también habló de la situación de la Congregación Maristas de Chile desde la que han salido a la luz varios casos de abuso y violaciones, manifestando que “el caso Maristas va en etapa de investigación, la PDI y la Brigada de Delitos Sexuales está tomando testimonio a los denunciantes, abusadores y testigos. Por otro lado, la investigación canónica terminó, el informe se va a mandar a la congregación de la Doctrina de la Santa Fe, al Vaticano y a la Congregación Maristas. Además, el Papa ya nos ha prometido sanciones ejemplares”, sentenció.
Finalmente el querellante se refirió a la importancia de que los delitos sexuales no prescriban, comentando que “es una señal de justicia y reconocimiento de la dignidad de cada uno de nosotros, porque así como yo me tome 45 años en recordar, puede haber otra gente que se demore aún más, entonces no es posible que nos pongan una fecha límite, como un yogurt, fecha de vencimiento a nuestro sufrimiento que no se va a acabar nunca. Yo exijo del Estado que me proteja, no me protegió antes, ahora me tiene que proteger y no solamente exijo que me protejan a mí, sino que a mis hijos, nietos y a todo niño, todos tienen derecho a ser cuidados y nos tenemos que cuidar entre todos. Si es Estado no hace nada y mira para el lado, es un Estado cómplice”, enfatizó Concha.
Según las estadísticas presentadas en el seminario, 10 a 20% de la población mundial reconocen haber vivido abuso sexual infantil y 1 de cada 5 menores de 15 años son víctimas. Bajo este contexto, la Jefa de Carrera de Trabajo Social, Pilar Álvarez, valoró el testimonio del invitado y explicó el motivo por el cual se realiza la actividad precisando que “surge de la necesidad de reflexionar acerca de esta problemática social que afecta a niños, niñas y adolescentes, siendo la situación de la Iglesia Católica el reflejo de lo que sucede en nuestra sociedad chilena”.