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Según comenta la estudiante del Diplomado Responsabilidad Social Empresarial y Desarrollo Sostenible perteneciente de la Escuela de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Viña del Mar (UVM), Valentina Ortiz Salgado, “este cambio nos está afectando a todos, especialmente a la población más vulnerable y es algo que ya no podemos negar. De hecho, recientemente la vicepresidenta del Panel Intergubernamental sobre cambio climático (IPCC), Ko Barret, señaló que los efectos de éste ya no se pueden revertir en nuestras vidas”.
Ortiz precisa que “en mi opinión, tenemos que tomar acciones hoy pensando en nuestros descendientes, y en el planeta que les heredaremos a las futuras generaciones, por eso debemos hacer a un lado el egoísmo para dar paso al bien común. Por lo anterior, precisamente se alza, cada vez más fuerte, la idea de lograr la carbono neutralidad a nivel de países, de empresas y de territorios, impulsándose distintas iniciativas internacionales que buscan promover la disminución de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para el año 2050, y las iniciativas más ambiciosas para el 2030”.
El cambio climático- acelerado por el calentamiento global que a su vez está ligado el aumento de las Emisiones de GEI- no es el único problema ambiental que se enfrenta en la actualidad. La estudiante UVM suma a esto, la escasez hídrica y las dificultades en la gestión del agua, la pérdida de biodiversidad y la abismante cantidad de basura que se genera día a día. “Desde la vereda social, también se pueden mencionar desafíos importantes y que aún no están resueltos para nuestros tiempos, como por ejemplo el número de personas que aún viven en situación de extrema pobreza, la cantidad de personas que padecen hambre a nivel mundial o que no poseen acceso a sistemas de salud que garanticen su bienestar”.
En este contexto, y buscando generar un mundo más próspero para toda la población, es que el año 2015 los líderes mundiales adoptaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como una forma de transformar el mundo al año 2030 y asegurar un futuro sostenible. Para esa fecha sólo restan 9 años y cabe preguntarse ¿cuán lejos estamos de lograr dichos objetivos?
Al respecto, la estudiante del Diplomado Responsabilidad Social Empresarial y Desarrollo Sostenible asevera que “si bien los 17 ODS están pensados para ser incorporados en los países y a nivel de gobierno en sus políticas públicas, considero que el logro de estos objetivos depende en gran parte de la acción empresarial. Ban ki-moon, secretario de las Naciones Unidas, señala la importancia de que las empresas se sumen a este llamado y que contribuyan con sus negocios, analizando su impacto y estableciendo metas ambiciosas, lo que a mi juicio se traduce en buscar nuevas formas de hacer negocios, incorporando la transparencia como eje central de la organización e implementando la sostenibilidad corporativa”.
Agrega que “en este punto es necesario enfatizar en la responsabilidad que las empresas, y sobre todo multinacionales, tienen de respetar los Derechos Fundamentales, siendo estos la base de las buenas relaciones con sus distintos stake holders. En efecto, para comenzar a hablar de sostenibilidad, la base es el respeto a los Derechos Humanos, lo que implica actuar con debida diligencia para precisamente no vulnerar los derechos de terceros con sus acciones, y del mismo modo, crear mecanismos de reparación a las víctimas de las consecuencias negativas provenientes de sus actividades. De esta forma podremos mejorar considerablemente las relaciones entre comunidades y empresas, minimizando el riesgo de acciones legales tomadas contra el empresariado, así como campañas activistas que incluso pongan en riesgo la continuidad de sus operaciones en los territorios”.
Además, añade “se requiere un segundo esfuerzo del sector empresarial, en aumentar la ambición de sus metas, es decir, incorporar un enfoque distinto para establecer sus metas a futuro. En el contexto actual, el enfoque tradicional- asociado al desempeño histórico de cada empresa- no es suficiente para asegurar un futuro próspero ni asegurar la continuidad de las empresas en el tiempo. Es necesario que las empresas incorporen un enfoque distinto, de la sociedad hacia la empresa o de ´afuera hacia dentro´, analizando y observando los desafíos que enfrentamos como humanidad y estableciendo metas claras de cómo contribuir a mejorar la situación actual, siempre desde una visión razonable, transparente y comprometida con el entorno”.
Finalmente asevera que “los desafíos que enfrentamos como humanidad requieren que el mundo empresarial colabore en un nivel distinto, más comprometido, más cercano, más responsable y, sobre todo, más transparente de su actuar. Tengo la esperanza puesta en que los 17 ODS son un camino de inicio a lo que será un nuevo paradigma empresarial”, concluyó.
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