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Las sociedades se construyen a trav茅s de intercambios simb贸licos como el lenguaje y su聽 masificaci贸n se realiza a trav茅s de los medios de comunicaci贸n.
La crisis de la modernidad nos coloc贸 a las personas en un punto donde las emociones se superponen a la raz贸n, donde la 茅tica del discurso descrita por Habermas parece una quimera. Sin embargo, es fundamental.
En este escenario, las estrategias comunicacionales – cuya expresi贸n m谩xima es Steve Bannon, asesor de Donald Trump – potencian a su favor un debate p煤blico basado en la provocaci贸n de creencias y, sobre todo, prejuicios. Electoralmente funciona y la t谩ctica est谩 siendo aplicada en distintos pa铆ses.
Hoy es el momento de la asertividad, veracidad, conocimiento e informaci贸n de calidad que contrarreste el entrenamiento de audiencias y ciudadan铆a a discursos l铆quidos.
Desde los medios de comunicaci贸n, este contexto de cambios sociales requiere alta responsabilidad en la producci贸n de contenidos period铆sticos, en particular, cuando de im谩genes se trata. El encuadre es parte de la realidad, pero no su totalidad.
Hay que abrir espacios para nuevas fuentes noticiosas, cercan铆a y sinton铆a con lo cotidiano de la comunidad que permita mostrar las historias humanas que existen en los territorios, trabajar con audiencias informativas y mejorar los contenidos.
Cuando existen fuentes relevantes planteando que no sab铆an la molestia presente en Chile, incluso sin entender c贸mo se llega a un estado de 谩nimo para un estallido social, implica que estaban muy lejos de la realidad de las personas.
La labor period铆stica de visibilizar la necesidad presente en los territorios est谩 siendo el primer paso en esta coyuntura que debe permitir dar un salto cualitativo hacia una Ley de Medios que garantice la informaci贸n como un derecho. El lenguaje construye realidades y desde esos imaginarios lograr representar a la diversidad de los habitantes de nuestra regi贸n es un desaf铆o para recuperar confianza p煤blica en el relato period铆stico.