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La conducta alimentaria infantil incluye todos los comportamientos que se relacionan con la ingesta de alimentos, desde las elecciones y preferencias alimentarias, hasta los patrones de alimentación y las respuestas más vinculadas a lo emocional, con una alta influencia desde lo biológico, familiar, cultural y social.
En los últimos años, se ha evidenciado un aumento importantísimo en las consultas de los terapeutas de la alimentación infantil; padres preocupados por el desarrollo adecuado de las habilidades de alimentación y/o autoalimentación, estado nutricional, características propias de sus hijos o simplemente buscando orientación de forma preventiva. Esta gran preocupación, abre una pregunta que vale la pena considerar… ¿Sabemos identificar los signos de alerta en casos donde la alimentación infantil se está volviendo un desafío y una complicación cada vez más difícil de abordar?
A continuación, indico algunos signos a los que deberíamos estar atentos si se presentan de forma reiterativa en la alimentación de tu hijo:
· Lactancia “difícil”, de alta demanda o con alteraciones en las tomas.
· Bajo interés para explorar alimentos, ya sea directamente con la boca o incluso desde lo visual, táctil u olfativo.
· Mal manejo del bolo en la cavidad oral.
· Reacciones disruptivas ante la presentación de alimentos nuevos o poco conocidos
· Tiempos de alimentación excesivos, mayor a 30 minutos.
· Repertorio de alimentos que consume muy limitado
· Dificultades al transitar en las consistencias.
· Rechazo a ciertas texturas, sabores, olores, colores, temperaturas, marcas, entre otros.
· Arcadas y/o vómitos al intentar comer.
· Atoros constantes o dificultades al deglutir.
· Dificultades al masticar, con alta tendencia sólo a deglutir la comida, en la consistencia que sea.
· Monotonía en la presentación de los platos. Siempre debe prepararlos igual.
· Los momentos de alimentación ya no son agradables, más bien todo lo contrario, es sumamente estresante para su hijo o para su alimentador.
Siempre se sugiere la prevención de forma temprana, estar atentos a las señales de los niños y aprender a ser perceptivos respecto a las conductas relacionadas con su alimentación.
Por: Katherinn González Castillo, fonoaudióloga y académica UVM.