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Educación Diferencial realiza conversatorio sobre «Reflexiones en torno a la categoría “Discapacidad” desde la lógica de la colonial/modernidad»

Educación Diferencial realiza conversatorio sobre «Reflexiones en torno a la categoría “Discapacidad” desde la lógica de la colonial/modernidad»

Encuentro contó con alta participación de estudiantes, docentes e investigadores.

Viña del Mar 3 de septiembre de 2020

El martes 25 de agosto se desarrolló el primer conversatorio organizado por la carrera de Pedagogía en Educación Diferencial de la Universidad Viña del Mar (UVM), actividad realizada vía on-line, en donde se contó con la exposición de Marcela Ferrari, docente-investigadora de la Universidad de Río Cuarto, de la provincia de Córdoba, Argentina

En la actividad, en donde asistieron estudiantes, académicos, directivos de la institución, así como invitados relacionados al ámbito de la educación, la docente compartió sus posturas de investigación, respecto al concepto de descolonización y a partir de ello nos invita a reflexionar sobre el modo en que los países latinoamericanos podemos construir sistemas educativos más inclusivos y por ende sociedades más inclusivas.

El encuentro, denominado “Reflexiones en torno a la categoría “Discapacidad” desde la lógica de la colonial/modernidad. Aportes del pensamiento descolonial” fue un espacio de vinculación entre instituciones para comprender la experiencia de su quehacer sobre el concepto de “discapacidad” y la forma en que su uso implica etiquetar a un grupo de personas.

A partir de las características sociales y culturales que comparten los países latinoamericanos, es posible hallar puntos de encuentro en diversos desafíos que, como sociedades, tenemos. En este sentido, se profundizó sobre la forma en que podemos construir sociedades más inclusivas a través de la investigación efectuada por la docente Marcela Ferrari a lo largo de su carrera, rescatando la cosmovisión de los pueblos originarios andinos, quienes, frente a temas como la inclusión, pueden brindar respuesta a diversas problemáticas que como sociedad presentamos.

Para conocer cuáles pueden ser estos aportes, la forma en que la llegada a América de la civilización europea instauró el pensamiento colonial y cómo aún sigue vigente este paradigma para abordar las relaciones entre grupos de personas y explicar sus postulados, la docente responde las siguientes preguntas:

¿En qué consiste el pensamiento descolonial? (Descripción general)

“Cuando hablamos de la perspectiva descolonial, hacemos referencia al conjunto de estudios provenientes de diferentes campos de las Ciencias Sociales que centran su análisis en las estructuras de poder implantadas desde el siglo XVI, en aquellos pueblos que fueron conquistados y colonizados por las civilizaciones pertenecientes al actual territorio europeo y por el imperialismo de Estados Unidos a partir del siglo XVIII.

Entre lxs principales referentes de esta perspectiva se encuentran Aníbal Quijano (1992), sociólogo peruano; Enrique Dussel, filósofo argentino; Ramón Grosfoguel, sociólogo portorriqueño, Catherine Walsh, socióloga norteamericana residente en Ecuador; entre muchxs otrxs autorxs.

Quijano es quien explica la configuración de un orden social mundial a partir de la invasión y la conquista por parte de la monarquía católica castellana en el siglo XV, de lo que es hoy América Latina. Este acontecimiento, que dio inicio a la modernidad, no solo implicó la administración política y económica de las colonias, sino también y de manera simultánea, la imposición del paradigma europeo de la racionalidad-modernidad que fue organizando la manera en que se ordenaba el mundo conocido sobre la base del universalismo de la sociedad occidental.

¿Cómo la visión que la sociedad tiene sobre la discapacidad actualmente se ve influenciada por el pensamiento colonial?

El proceso que alude a la colonialidad del poder, a partir del cual se explica la permanencia de un sistema jerárquico que mantiene de forma permanente, hasta la actualidad, una estructura de desigualdad en todas las relaciones de lo humano se inicia con la identidad que se les asigna a los pueblos colonizados con la irrupción del proceso evangelizador primero y civilizatorio. Este proceso implicó una sospecha permanente sobre el estatus humano de nuestros pueblos originarios, es decir, junto con la conquista se inicia una discusión en la Iglesia Católica (conocida como el debate de Valladolid y que mantuvieron Fray Bartolomé de Las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda) sobre la presencia o ausencia del alma en las poblaciones conquistadas y luego, con las certezas que arroja la ciencia moderna. Ya en el siglo XVII en Europa se fortalece la colonialidad del poder con la creación de la categoría de la raza. Así se alcanzan los argumentos necesarios para justificar toda clase de desigualdad sobre la base de las diferencias.

Los resultados de la ciencia moderna en los siglos subsiguientes se impregnan de este efecto y se tiñen de racismo. Es decir, el racismo científico da lugar a la secularización de la clasificación social que comenzó la Iglesia.

En el siglo XIX, en el contexto del período de expansión imperialista y de la producción del conocimiento científico situado en el entorno de la sociedad victoriana, las explicaciones proporcionadas por el texto “Del Origen de las Especies por medio de la Selección Natural o la Conservación de las Razas Favorecidas en la Lucha por la Vida”, legitimaron una cosmovisión sobre el mundo social, económico, político y cultural, que justificaba la superioridad de la raza blanca y del universo patriarcal, europeo, occidental y cristiano al que debían ser sometidas todas las demás formas de organización de la vida humana. Pero el impacto del racismo científico de la mano del avance de los estudios del campo de la biología se extendió aún más hasta cuestionar la conformación genética y psicológica de las personas, dependiendo de su origen cultural, económico o de clase social.

Estos argumentos expuestos acerca del racismo científico tienen como propósito, en este caso en particular, discutir las definiciones sobre la discapacidad que aún hoy mantiene un sesgo asentado en el mismo. El paradigma médico-rehabilitador claramente define la discapacidad como déficit, trastorno, desviación, patología, hándicap, defecto, carencia, entre otros, convirtiéndose en sinónimo o muestra de la inferioridad de las personas que portan características orgánicas, psicológicas, intelectuales, físicas y/o cromosómicas poco frecuentes. Lo significativo el nuevo modelo social, que representa un cambio paradigmático, propone una definición de la discapacidad en la que es posible advertir cierta persistencia de un sustrato racista.

Esta situación se advierte cuando los autores y las autoras que representan al modelo social explican la discapacidad como “la desventaja o limitación de actividad causada por una organización social contemporánea que tiene en escasa o en ninguna consideración a las personas con insuficiencias, y por lo tanto las excluye de la participación en las actividades sociales generales” y diferencian entre discapacidad e insuficiencia, definiendo la insuficiencia como “la carencia total o parcial de un miembro, o la posesión de un miembro, órgano o mecanismo del cuerpo defectuoso” (UPIAS, 1976 en Oliver, 1998, p. 41). En esta explicación sobre la “insuficiencia o deficiencia” se trasluce el principio que delimita el lugar que fue asignado a los cuerpos que no responden biológicamente a lo dictado por los fundamentos del racismo científico. Es decir, el avance realizado por el modelo social al definir la situación de discapacidad como una construcción sociohistórica, parece retornar a la lógica de la anormalidad cuando afirma la “insuficiencia o deficiencia” como una condición de falta, carencia o defecto.

Así vemos de qué manera la hegemonía del pensamiento colonial/moderno y la posición epistemológica eurocentrada dejó como válida una única y aislada forma de comprender las múltiples existencias en las que los seres humanos nos presentamos en el mundo. De esta manera, parece repetirse el esquema que se refleja claramente en el género y la raza. Esto es, atribuir a una conformación biológica-psicológica/subjetiva-cognitiva poco frecuente, una desigualdad política.

¿Qué considera que podemos realizar como países latinoamericanos para construir sociedades más inclusivas?

No me atrevo a decir qué tenemos que hacer porque no tengo respuesta a muchas preguntas. Solamente quiero INVITARLXS a comenzar por un cuestionamiento a la naturalización de categorías que son construcciones sociales y que deben ser revisitadas desde las representaciones que históricamente han tenido y que tienen en el presente, tal como es el caso de la situación de discapacidad.

Considerar todos los aspectos vinculados con la discapacidad desde un punto de vista desnaturalizado, preguntar, analizar y reflexionar sobre la forma en que ha sido impuesta esa situación social a determinada población es justamente la tarea que debemos emprender en la educación como parte del proceso descolonizador. En ese sentido, tomo como referencia el pensamiento de Paulo Freire, quien también alude a la concepción problematizadora, entendiendo por tal, la reflexión sobre la realidad a partir de la cual es posible una comprensión crítica sobre los mecanismos de opresión a los que estamos siendo sometidxs. Esta nueva conciencia nos permite apreciar la conexión e interconexión de los fragmentos descontextualizados a través de los cuales estuvimos percibiendo el mundo en el que vivimos, provocándonos la necesidad de volver a su lectura, desde la totalidad de las relaciones que fueron invisibilizadas.

El diálogo que se establece entre las partes desconectadas del mundo con nosotrxs mismxs, da lugar a una acción reflexiva para volver a situarnos activamente, ya no como “domesticados o adaptados” sino como “seres de praxis” para la trasformación de esa realidad cristalizada en la que fuimos cosificadas y cosificados.

En este sentido es que proponemos plantear la reflexión sobre la discapacidad como “problemáticas de la discapacidad”, retomando, desde la mirada de lxs autorxs citadxs, la necesidad de volver a pensar, reflexionar, construir una nueva conciencia y acción política. Para la construcción de esta conciencia liberadora podemos tomar como punto a Enrique Dussel, quien sostiene que es necesario recuperar las tradiciones y el pensamiento crítico que se ha producido en nuestra América desde siempre.

Entonces, aunque hoy no tengamos respuesta a muchas preguntas, renuevo la invitación por tratar de comprender que también nosotrxs somos capaces de construir conocimiento valioso y que esa posibilidad nos vuelve seres de praxis, comprometidxs con el tiempo histórico que nos toca vivir para seguir luchando por el reconocimiento y restitución de los derechos de las personas en situación de discapacidad. Esa es una parte importante de nuestra militancia.

Apreciación de los participantes

Quienes participaron de este conversatorio, valolaron la intervención de la expositora y agradecieron estas instancias reflexivas:

«Creo que una de las cosas más esenciales y relevante es que la académica nos hace esta invitación a concebir el concepto de discapacidad, e inclusive de educación diferencial, desde una construcción social histórica, teniendo siempre en cuenta y no dejando ajeno lo que somos como país y región, siempre contextualizándonos al cómo queremos concebir la sociedad, que al menos en el caso personal, es la búsqueda de una sociedad más inclusiva no solo desde los aspectos de considerar las barreras de la situación de discapacidad de la población, también desde las múltiples dimensiones que podemos tener como personas que formamos la sociedad, aceptando las diferencias, como algo que nos forma” comentó Alexis Ahumada, estudiante de primer año de la carrera de Educación Diferencial UVM.

Por su parte el equipo organizador comentó «que sin la necesidad de efectuar un análisis en profundidad, es posible percibir que los desafíos que nuestro país evidencia para alcanzar el objetivo de constituirse en una sociedad inclusiva aún son muchos, por consiguiente, estamos llamados a cuestionarnos sobre los medios en que podemos generar cambios que nos permitan alcanzar esta meta y de este modo brindar espacios reales para que los aportes brindados por determinados grupos no se subvalorados, porque no son sólo algunos grupos se ven perjudicados, es toda nuestra sociedad la que pierde la riqueza de su diversidad cultural».

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