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De la noche a la mañana se nos ha pedido que trabajemos desde casa, que no salgamos, que no abracemos a las personas, que no saludemos con besos, que usemos mascarillas, que hagamos la tarea con nuestros hijos e hijas. Una situación externa nos impuso un cambio brusco de vida que pasa por el hecho de asumir conscientemente cómo afrontar esos cambios y, qué hacer.
Hoy recobra una relevancia casi olvidada nuestro cuerpo -muchas veces explotado y sometido como un engranaje más al servicio de la productividad económica y al consumismo- sabemos que todas las actividades humanas precisan del uso del cuerpo y, lo que ocurre en el cerebro también tiene lugar en el cuerpo; el cuerpo es en sí mismo el único hilo conductor que entreteje todas las relaciones que establecemos con el mundo. Ahora bien, ¿qué está pasando con nuestro cuerpo? ¿Escuchamos, entendemos y cuidamos nuestro cuerpo? ¿cómo estamos relacionándonos y actuando ante esta crisis?
La palabra crisis proviene del verbo kríno, que quiere decir “yo decido, separo, yo juzgo”; designa el momento en que se produce un cambio muy marcado en algo o en una situación: en una enfermedad, en la naturaleza, en la vida de una persona o en la vida de una comunidad.
De manera que, esta crisis invita inevitablemente a resaltar la conexión ontológica, antropológica y biológicas que tenemos con nosotros mismos y con nuestro entorno; de como el ambiente marca una impronta en nuestro accionar humano y, que justamente es el reto que hoy se nos presenta.
El cuerpo nos proporciona algo más que el mero soporte, proporciona la materia básica para las representaciones, para las perspectivas del marcador somático tales como el amor, el odio y la angustia, las cualidades de bondad o cualquier acontecimiento emocional que ocurre desde lo neuronal que, evidentemente se haya en permanente estado de interacción con el cuerpo.
Mantener un estilo de vida activo, tener una rutina sana, de autocuidado y de conciencia plena de nuestro cuerpo es uno de los desafíos que se nos presenta en estos tiempos de crisis. Depende de cada uno que hacemos con nuestro cuerpo y como nos conducimos en este afrontar diario de una realidad inesperada y para la cual ya no estábamos adaptados como especie. Tal como lo decía el premio nobel Amartya Kumar Sen, a quien se le conoce por sus trabajos sobre la teoría del desarrollo humano y la economía del bienestar, “lo que importa para evaluar el bienestar no es lo que una persona tiene, como podrían ser los bienes de consumo y la apropiación de las propiedades de estos bienes, sino lo que consigue realizar con lo que tiene”.
Es necesario entonces definir lo que se hará, tener una adecuada conducción y motivación-canalización de las energías, por supuesto a través de nuestro cuerpo en fusión con nuestra mente.
Cabe señalar que respecto al tiempo de ejercicios la OMS recomienda que para niños y niñas entre 5 y 17 años sea de 60 minutos diarios de actividad física de moderada a vigorosa y, para los adultos entre 18 y 64 un mínimo 150 minutos semanales de intensidad moderada a vigorosa; y, para los abuelitos y abuelitas se recomienda sesiones de 10 minutos hasta alcanzar al menos 150 minutos semanales de actividad moderada.
La invitación es a centrarse en estas rutinas, establecerlas para sí mismo y para quienes nos rodean una disciplina. Saber que existen individualidades, que básicamente las rutinas de ejercicios en casa requieren de mayor creatividad, siempre considerando el nivel de entrenamiento para las respectivas dosificaciones, no todas las rutinas disponibles online son para todos o todas. Utilizar la música como aliada, bajar aplicaciones que nos obliguen a dar pasos por la casa y no estar demasiado tiempo inactivos, subir y bajar escaleras, saltar la cuerda, hacer sentadillas, abdominales, flexión y extensión de codos apoyando manos en la pared (en el suelo para los más entrenados), elevaciones de rodillas; son algunos de los ejercicios que podemos hacer a diario.
Finalmente, recordar que, hay que hacer acondicionamiento neuromuscular o calentamiento antes de cada rutina, que la flexibilidad es importante y se puede realizar antes y después del entrenamiento; para los que son padres y madres el reto es motivar y sumar a sus hijos e hijas en esto. El llamado es a movernos todos en casa, por ello como carrera le entregamos una guía de ejercicios que a continuación pueden descargar para ejecutar en sus hogares.
Guía de ejercicios