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Doce estudiantes de la carrera de Diseño de la Universidad Viña del Mar (UVM) fueron parte de una nueva versión del Taller Europa 2019, experiencia internacional que los llevó a conocer ciudades como París en Francia, y Bruselas y Gantes en Bélgica.
Estudiantes de la carrera nos relatan cómo vivieron esta experiencia internacional:
Gianfranco Pontio – Estudiante de tercer año, Carrera de Diseño
Particularmente para la carrera de Diseño la experiencia de viajar a ciudades vanguardistas y modernas es un implemento de estudio cuyo aprendizaje difícilmente puede imitarse desde una sala de clases. No solo fortaleció nuestra mirada internacional, sino que, sobre todo, nos sitúo de frente a resultados de diseño inscritos alrededor de toda la ciudad.
París y Bruselas poseen un nivel de innovación que han logrado tras años de estudiar e implementar el diseño y esto se puede encontrar en todos los aspectos que las potencian como ciudades globales. Nosotros tuvimos la oportunidad de observar cómo el diseño se manifestaba en las calles, en los edificios gubernamentales, en los espacios culturales, en locales comerciales, etc.
En todos los lugares donde un turista apreciaría simplemente los resultados, nosotros pudimos desglosar las estrategias y los fundamentos tras cada elección de diseño.
Con información recopilada por nuestro taller al inicio del semestre, los profesores desarrollaron una ruta que incluía los lugares más significativos en cuatro de los principales aspectos que definen a una ciudad global: Poder, Cultura, Multiculturalidad y Movilidad. Y después de haber compilado la información general de estos lugares desde nuestro país, pudimos observar el innegable contraste entre aprender sobre un lugar y la experiencia de estar en él. El resultado fue que muchas de las hipótesis levantadas desde la universidad, eran erróneas o incompletas.
Mientras que, al estar en el sitio, aparecieron obviedades y conexiones que solo estando ahí pudimos recoger, llegando así, a nuevas observaciones, construidas por la suma de la información previa y la experiencia propia de cada estudiante.
El simple hecho de haber salido de un contexto y de habernos posicionado en uno muy lejano (considerando que la totalidad de los estudiantes jamás había viajado fuera del continente), contribuye a la cimentación de la mirada única de nosotros como futuros diseñadores, y que está altamente ligada a visión de la escuela sobre la postura contemporánea y la mirada internacional.
Logramos visitar lugares tan significativos como el Museo de Louvre, y realizar el mismo proceso de ingreso que cualquier otro turista, con la ligera diferencia de portar una croquera bajo el brazo.
La metodología de la escuela estuvo presente durante todo el viaje, fue a través del croquis y la observación que pudimos desarrollar nuestras conclusiones y recopilar todo en forma de bitácora.
Las mismas herramientas que habíamos aplicado durante los dos años anteriores de carrera dentro de la quinta región, fueron utilizadas durante el Taller Europa. De esta manera pudimos comprobar la validez que tiene el método de la escuela, fuimos capaces de sintetizar la gran cantidad de información que ofrecían ambas ciudades y finalmente acabar con un registro de la experiencia que poseeremos el resto de nuestra época estudiantil y laboral.
El Taller Europa de Diseño 2019 culminó con doce reflexiones sobre un tópico común, pero totalmente diferentes entre sí, donde cada uno pudo plasmar, según su propia experiencia, una conclusión que uniera todas las estrategias comunicacionales observadas en estas ciudades globales. Todo este aprendizaje es una distinción que en el futuro nos diferenciará del resto de los diseñadores y que conformará una parte importante de la manera de diseñar que tendremos al entrar al mundo laboral.
Tomás Barra – Estudiante de tercer año, Carrera de Diseño
Los primeros días, no existía la habilidad para croquear y observar tal como la planificación lo indicaba. Nos costó ir descubrir algunos “fenómenos”, como por ejemplo la cantidad de personas mirando un cuadro y cómo la ambientación de la sala potenciaba el significado de la obra, en el museo del Louvre. Sin embargo, a medida que los días avanzaban, las exigencias del ritmo y los recorridos por la ciudad fueron generándonos cierta “audacia” para captar cada lugar, que nos permitía descubrir diversos aspectos que íbamos registrando en nuestras bitácoras, y nos hacía desear poder permanecer mayor tiempo en cada lugar de visita.
Claramente, el tiempo para la observación fue un tema en cada jornada de croquis.
Pasada la primera semana, la dificultad inicial para realizar los croquis y observar había sido superada, ya que los encargos no admitían observaciones inconclusas. Por esta razón, fuimos realizando nuevas formas de registro perfeccionando además, técnicas que estábamos explorando antes de realizar el viaje, específicamente, el uso de color para destacar lo relevante, o lo que fue “hallado en el lugar”. La mejora fue continua y nuestra capacidad para entender el entorno mejoró, permitiéndonos profundizar nuestros análisis contextuales “in situ” de las obras de la ciudad global y que se ve reflejado en las ideas que registramos en nuestras bitácoras.
La experiencia es una oportunidad imprescindible para optimizar nuestra capacidad de observación a través del dibujo, debido a la dificultad que implica el estudio empírico de los hitos culturales. El hecho de cambiar nuestro contexto, nuestra ciudad, nuestras costumbres y nuestro modo de diario vivir, nos coloca en cierto estado de ingenuidad. La visita de otra ciudad implica no tener noción clara del idioma, ni del modo de relacionarnos con el entorno, enfrentándonos a la observación desde un lugar nuevo.
La experiencia fue única y difícilmente podríamos adquirirla en Chile, a través de ella pudimos reconocer soluciones de diseño que responden a “Estrategias de Comunicación eficientes”, con las cuales interactuamos en cada uno de los lugares visitados. Observar las aplicaciones comunicacionales y de diseño, en hitos culturales como la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo o el Atomium, inevitablemente dejan una marca en nuestra concepción de lo que es comunicar por medio de soluciones y productos gráficos.
El Taller Europa ha creado en nosotros, una visión crítica para el diseño que no teníamos hasta antes de conocer la cultura en otro continente. No obstante, el recorrido de estas ciudades europeas no finalizó con el viaje. El cierre de nuestro aprendizaje fue la exposición de final de semestre. En esta instancia cada uno de nosotros tuvo que sintetizar todas sus observaciones en una hipótesis. El desafío implicó sentar las bases para nuestra formación individual como diseñadores, ya que el encargo nos obligó a sintetizar toda la experiencia en una sola pieza gráfica.
El taller finalizó en la edición impresa de nuestras bitácoras y una lámina donde presentamos la hipótesis en torno a las estrategias de comunicaciones. El Taller Europa más que un viaje de estudios es un ciclo de observación arduo e intenso en todos los sentidos, tanto en la dimensión personal como académica que marca un punto de inflexión en nuestra formación profesional y que potencia nuestras competencias para afrontar los encargos del futuro.