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«Si el Burnout no es tratado y no se cuenta con herramientas personales como para salir de esto, puede llegar a generar suicidio. Y sí, somos de las profesiones con mayor tasas de suicidio a nivel mundial. Eso está estudiado y publicado», expuso la Dra. Romy Weinborn, jefa de la carrera de Medicina Veterinaria de la Universidad Viña del Mar (UVM), en la jornada virtual «Estrés laboral en médicos veterinarios: Síndrome de Burnout», que se realizó este lunes, a las 17.30 horas, a través de la plataforma Zoom.
En el encuentro, que fue moderado por el Dr. Francisco Carvallo, estuvieron presentes la Dra. Analía Henríquez, Presidenta de la Sociedad Chile de Patología Veterinaria (SCHPV) y el Dr. Enrique Paredes, académico de la Universidad de Chile, quienes además de dar unas palabras de bienvenida, manifestaron que el Síndrome de Burnout «es una alteración psicoemocional silenciosa, sostenida en el tiempo, que puede generar distintos trastornos emocionales».
El programa se dividió en dos partes. En la primera, la Dra. Romy Weinborn abrió el tema con su exposición «Burnout en Médicos Veterinarios en Chile» y en la segunda, el psicólogo Braulio Bruna, académico de la Universidad Santo Tomás (UST), habló sobre las «Estrategias para mejorar la salud mental en médicos veterinarios».
En su ponencia, la académica de la UVM comentó que la salud mental de los médicos veterinarios está siendo afectada por diferentes factores y que el Síndrome de Burnout es uno de ellos. Este síndrome se manifiesta en los trabajadores que están inmersos en un ambiente laboral con estrés crónico y que por ello padecen agotamiento físico y emocional, pérdida de autoestima y de empatía.
«El estrés laboral mantenido de forma crónica podría llevar a la presencia de Burnout. Con los veterinarios, lamentablemente se asocian suicidios y esta es la realidad que tenemos. Los factores que podrían llevarnos a altos índices de suicidio son, por ejemplo, la brecha salarial. En Chile hay una comparación del médico veterinario con el médico cirujano y claramente los médicos veterinarios ganan muchísimo menos y es un factor de estrés, porque la medicina es una», explicó la académica.
Los niveles de endeudamiento, el manejo de fármacos y el conocimiento para realizar las eutanasias, también son factores que afectan a estos profesionales. «Un médico veterinario puede pensar ‘si yo realizo la eutanasia en un individuo como bien morir, ¿esto lo podría aplicar en mí? y algo que también ha aumentado en los últimos años, es el tema de las redes sociales, que han jugado un nivel de vulnerabilidad social muy alto. La gente lamentablemente le exige a los médicos veterinarios, y que no se lo exige a otras profesiones, que trabaje por vocación y si no lo hace, los funan», planteó la Dra. Romy Weinborn.
La experta mencionó el caso de una médico veterinaria de Viña del Mar, de quien publicaron su número de teléfono en páginas pornográficas y tuvo que cerrar todas sus redes.
Por otra parte, la Dra. Romy Weinborn afirmó que los clínicos tienen más presencia del Síndrome de Burnout: «Se piensa que los médicos del área clínica se ven enfrentados a una doble situación. Uno, es el dolor de ver a un propietario de una mascota que esta sufriendo. Y dos, la mascota que está sufriendo. Muchas veces eso genera que el veterinario quiera hacer lo mejor posible, pero no puede porque los propietarios no tienen la circunstancia o los medios para hacer el tratamiento adecuado. Otras veces, al propietario no le interesa y uno sabe que ese paciente tiene opciones de sobrevivir y por ende, nos vemos expuestos al doble dolor».
Estrategias para la salud mental
En la segunda parte del programa, el psicólogo de la UST, Braulio Bruna, entregó algunas estrategias para mejorar la salud mental en los médicos veterinarios.
«En algún minuto, lo que pasa en el cerebro se vincula con lo que pasa del cuello para abajo y tengo una sensación corporal. Por ejemplo, la rabia es caliente y eso es medible, aumenta la temperatura. En cambio, el miedo es frío y desciende la temperatura. Para poder yo saber, hay un darse cuenta, una toma de conciencia que parece obvia, pero que las investigaciones muestran que no lo es. Una vez que soy consciente de este cuerpo ansioso, tengo la posibilidad de intervenir en ese comportamiento», expuso.
Por esto, el profesional enfatizó que es fundamental el «darse cuenta» de que algo está pasando en el cuerpo. «Lo primero es pensar cuál es el cuerpo ansioso. Cuando estamos en un estado de ansiedad se dilatan las pupilas, hay un aumento del gasto cardíaco, aumento en la cadencia de la respiración, tensión muscular y congelamiento. Entonces, una de las cosas que tiene un montón de eficacia para modificar en la forma en que la ansiedad se va desplegando, tiene que ver con la respiración profunda con retención de aire», explicó.
Esta respiración consiste en una respiración muy lenta (se respira tres veces por minuto), regular y diafragmática, pero implica retener el aire por unos segundos y es más profunda que la controlada.
La segunda estrategia que presentó el psicólogo fue intervenir en lo cognitivo, es decir, en los pensamientos. «Una estrategia que tiene siglos y que se ha venido malinterpretando harto, es una de mindfulness. Los dos componentes básicos tienen que ver, por un lado, con aprender a entrenar la atención en un foco específico, siendo conscientes de cómo nos vamos y de cómo volvemos; y por otro, en la disposición no evitativa a las experiencias que vayan sucediendo en ese momento», enfatizó.
El encuentro, que contó con la colaboración de Davis-Thompson DVM Foundation, finalizó pasadas las 19.30 horas, con preguntas de oyentes de distintas partes del mundo.
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