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Muchos investigadores y profesionales equiparán con frecuencia los términos de líder y gerente. Sin embargo, estos dos conceptos no necesariamente deben ser considerados como sinónimos. Los gerentes reciben la titularidad o investidura sobre sus puestos básicamente a partir de un documento de designación del cargo. Por tanto, en muchos casos, la influencia generada sobre su equipo de trabajo está más directamente relacionada con la autoridad formal que su cargo impone que con la buena voluntad ganada producto de variables como respeto y confianza “auténtica”.
En contraposición, el líder puede haber surgido dentro de un grupo de trabajo de forma natural, en virtud de ciertas cualidades que están por encima de una autoridad formal. Ahora bien, ¿los gerentes necesariamente deben ser considerados líderes? o ¿ser líder conduce a su vez a ser gerente?
Conviene destacar, que hasta ahora no se ha demostrado que la habilidad de liderazgo represente un factor adverso o desventajoso para un gerente, por el contrario, de forma ideal todos los gerentes deberían ser líderes.
En el mismo orden de ideas, no necesariamente un líder tiene las habilidades propias de un gerente eficaz. Esto explicaría por qué ser líder no conlleva a ser gerente, ni tampoco el que todos los gerentes sean líderes. Por ello, el que un trabajador tenga la capacidad de influir en otros integrantes de su equipo de trabajo, no quiere decir que tenga capacidades para planificar, organizar, dirigir y controlar como los gerentes.
Los hechos inéditos en la historia y la dinámica gerencial contemporánea de este insospechado 2020 pasarán seguramente a futuro a ser cátedra y casos de estudio en muchas escuelas de negocios y empresas interesadas en el ámbito del liderazgo. Instituciones del ámbito textil que re direccionaron sus recursos y talentos a la confección de mascarillas; empresas dedicadas a la producción de bebidas carbonatadas que decidieron diversificarse y lanzar al mercado productos bactericidas darán cuenta a futuro de cómo liderazgos emergentes y visionarios lograron romper creencias en tiempos de la pandemia ocasionada por el Covid-19 y así, mantener a sus organizaciones en pie.
Estas empresas aludidas son las constituidas por personas que seguramente mostraron resistencia o pesimismo al no comprender que es posible reinventarse en tiempos de crisis o bien entender que la superación no depende de lo que nos sucede, sino de cómo escogemos vivirlo. Pensar estar al frente a figuras de jefatura o gerentes, apegados “al cómo era antes del Covid- 19”, “a lo que se supone que pudo haber pasado” es estancarnos en un callejón sin salida y no comprender que “diferente no es malo” y “difícil no es terrible” puesto invocando el concepto de resiliencia propio de los líderes situacionales contemporáneos: caer y empezar de cero no será morir para empresas resilientes, será nacer en tiempos de crisis.
Es así, como será necesario de aquí en adelante, que los ejecutivos o quienes estén interesados en ocupar una posición directiva cuenten con la preparación en torno a habilidades para ejercer un liderazgo efectivo; y con ello no sólo hago referencia a los conceptos de resiliencia y creencias frenadoras (en el contexto organizacional): es hacer referencia de forma global a la formación en torno a las habilidades denominadas “blandas”, pero cuyo conocimiento urge en tiempos tan “duros”.
Desarrollar e involucrar a sus empleados, comunicar en todo momento, ponerse al servicio de un equipo de trabajo que requiere contención y comprensión en estos días, son algunos de los factores que diferencian a un jefe de un buen líder, pero que no todos cumplen.
Bajo este panorama, y basados en la evidente y creciente necesidad que tienen las organizaciones de la región y del país- de contar con profesionales que marquen la diferencia en torno a la gestión directiva y mejorar la convivencia de sus equipos, liderando personas y dirigiendo procesos desde cualquier puesto de dirección- se plantea el Diplomado de Habilidades Directivas de la Universidad Viña del Mar (UVM).
Este programa prepara a los profesionales que decidan incorporarse al mismo en herramientas claves de autoconocimiento, comunicación efectiva, liderazgo, trabajo en equipo, manejo de los cambios y negociación, utilizando algunas de las mejores prácticas probadas en todo el mundo, lo que le permite aportar valor agregado para cualquier organización.
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